sábado, 18 de agosto de 2012

La Danza de los Derviches (Sama)

“En el Espíritu todos somos uno. Desde el interior únicamente existe el secreto del Amado. Puede que el ego domine, pero lo mejor es abandonar el ego y venir. La Auténtica Realidad se alcanza por la experiencia directa. La experiencia directa por abandonar el ego y venir. Quien quiera que seas ¡ven!, ¡ven! quien quiera que seas… El Alma gira alrededor del Secreto del Amor. Microcosmos y Macrocosmos se encuentran en espíritu en este Secreto Océano Giratorio ¡Este es el poder del Amor!” Sheij Ahmad Dede

Cuando el derviche abraza a Su Señor, danza. Gira sobre sí mismo sin parar y, enloquecido de felicidad, llega al éxtasis. Por fin ha conseguido lo que tanto buscaba. Entonces se hace uno con la Creación y ya no posa su mirada en otro que no sea su Señor. Mantiene con Él una relación más fuerte que el matrimonio, más intensa que la de una madre con sus hijos. Todo en este mundo canta Sus alabanzas.

Disfruta de cada instante en Su compañía. Ha probado el Vino del Amor y se ha emborrachado. Ya no quiere beber otra cosa y anda suplicando a todas horas poder saborear de nuevo el néctar. Todo lo demás se ha revelado con su amargura primigenia comparado con el zumo de los Enamorados. Después sucede un milagro y el ser humano transmuta su esencia con magia de alquimista.

El Estado Iluminado del que nos habla la mística es un lugar donde no hay el menor atisbo de oscuridad y la mente descansa en su estado primigenio. De esta forma podemos decir que la mente y la forma se hacen una misma cosa pues se unen en un todo armonioso y, aunque la materia esté ligada naturalmente a las leyes causales, habrá trascendido el mundo fenoménico.

Hay personas que sienten en su interior un dolor que no pueden sofocar, prueban todas las medicinas pero ninguna les satisface, gastan su fortuna en médicos y curanderos anhelando descubrir la razón de su dolor pero ninguno acierta. Estas personas han perdido la Comunicación con su Hacedor.

“Vuestro dolor es a causa de la Separación. Todo en este universo clama alabanzas por su Señor. Hasta el alma y el cuerpo, sin que la mente mundana lo acepte, lloran de pasión por la falta de la Presencia Divina” Dicho Sufi

El dolor y la pena del alma es el lenguaje secreto que utiliza Dios para decirnos:

“¡Búscame con todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu mente y con todos tus recursos! Nadie en la tierra puede calmar el dolor de quien se encuentra sediento de cielo”

Y así nace la medicina del alma de los derviches, unida a la Dhikr.

La primera vez que el mundo islámico introdujo instrumentos musicales en sus ceremonias espirituales fue gracias a la inspiración del maestro Djalal al Din Rumi. El canto del ney, según el Sheij de Konya, se asemeja al lamento del alma por la separación de su Señor, la cual se dio en tiempos sin principio.
Los tristes sonidos del laúd y el timbal están cargados de melancolía. Cuando escuchas el viento convertirse en notas musicales en el interior del ney, algo en el pecho se estremece. Cuando escuchas la vibración de las cuerdas quejarse de dolor y los golpes de los timbales acompasar el ritmo sangrante del corazón, un antiguo pesar del alma emerge a la superficie.

Dejándote llevar por su canto, la música sufí conduce al alma mortal hacia la comunión con esa parte de nosotros mismos que espera pacientemente emprender el Camino de Retorno hacia su Señor. El embrujo del laúd vuelve a reunir lo que un día se dividió… pero ese encuentro se produce sin pesar, sin la sensación de aferramiento del propio ego a su existencia ficticia.
La música sufí, por unos segundos, apacigua la bestia que llevamos dentro y la conduce hasta su morada original, donde se funde con la Realidad y desaparece.

Junto con el sonido de los instrumentos, los derviches que seguimos el sendero de Rumi giramos en torno a nosotros mismos imitando así el movimiento de la forma en la Creación; lo que algunos aseguran pudiera ser la oración primigenia que realizan, conscientes o no, todos los seres.

Por tal razón, el derviche, voluntariamente, danza con el cosmos girando hacia la izquierda, involucrándose así en el movimiento de todo lo que se manifiesta pues, como dice el Sagrado Corán:

“Toda la Creación canta alabanzas al Señor de los mundos. Unos voluntariamente y otros sin darse cuenta” Al Corán al Karim

El movimiento de los astros alrededor del sol, el flujo de la circulación de la sangre a través del cuerpo circunvalando el corazón, el tawwaf de los peregrinos en la Kaaba o el camino de los ángeles cuando dan vueltas alrededor del Trono de Dios es la oración original, voluntaria y obligatoria en este mundo relativo pues, por ejemplo, los elementos que componen los átomos y que giran alrededor de su núcleo realizan también al compás este mismo ritual.

Los derviches giróvagos damos vueltas en el sentido del universo uniéndonos a él en adoración voluntaria a nuestro Señor.

Al ver a los sufíes mevlevies girar sobre sí mismos, algunos occidentales interpretaron que el giro incesante del cuerpo nos sugestionaba adentrándonos en una especie de trance producido por la pérdida del control de los sentidos. Sin embargo, para los que hemos practicado la anterior técnica, esta deducción es absurda pues en ningún momento el derviche pierde el norte a causa del giro, sino más bien todo lo contrario. Con la experiencia del Giro siente que tu corazón se abre y purifica, recuperando la Comunicación con Él. La Conexión se manifiesta por las lágrimas y el Gozo.

Al ir practicando esta danza cósmica, el derviche irá asimilando el movimiento dándose cuenta de que, si bien las primeras jornadas quizás caiga al suelo con los sentidos distorsionados, cuando el estado real de introspección atrapa el corazón del practicante, el giro será tan solo la forma exterior de la oración, pues la esencia de la misma se manifestará en el alma, que será la que verdaderamente podrá experimentar el éxtasis.

Cuando el derviche danza, su pie izquierdo será el nexo que lo unirá con la tierra constantemente, dando vueltas al compás del cuerpo, sin elevarse del piso, mientras el pie derecho impulsará el giro en sentido contrario a las agujas del reloj.

Contrariamente a las otras técnicas, el punto de atención aquí será el corazón mismo.

Si bien las manos del derviche estarán recogidas primeramente sobre el pecho, como preservando una preciosa joya, irán extendiéndose a medida que el giro vaya tomando cuerpo, asemejándose al florecer de una rosa que abre sus pétalos para recibir la luz que proviene del Sol de su Señor.

La cabeza estará levemente inclinada hacia la derecha y los ojos quedarán entre abiertos. Aprender a mantener la mirada interior será fundamental para ir salvando los efectos embriagantes del giro.

Al extender los brazos, cada uno permanecerá más o menos paralelo al piso. La mano izquierda estará vuelta hacia abajo, al contrario que la derecha, que extenderá la palma mirando hacia arriba.

Con el giro, Allah, bendito sea, si lo desea, enviará Su Bendición al giróvago, la Báraka, la cual penetrará en el cuerpo a través de la mano que tenemos vuelta hacia el cielo, seguirá su camino hacia el corazón purificando el espejo donde se refleja, para salir al exterior llegando a todas las criaturas presentes a través de la mano izquierda. También podrá entrar por nuestra coronilla y repartirse desde allí.

Sabemos que el samá produce y proporciona sosiego mental comparable a los estados de calma más profundos a los que también se puede llegar con las técnicas budistas e hinduistas, con la única diferencia sustancial, obviando la devoción sufí a la deidad, del movimiento implícito en esta práctica.

Si la admiración del baile de los derviches, junto con la música del laúd y del ney, produce en el espectador un impacto espiritual como pocas veces se haya podido experimentar, sentir el giro al compás de la Danza del Cosmos puede abrir también nuestro corazón a otras realidades. Es, sencillamente, otra forma de rezar, otra manera de acercarnos a Dios.

Al mismo tiempo que giramos, la recitación de algunos de los Nombres de Dios o el canto salmodiado de alguna oración o Nombre será también fundamental. Girar con la música del laúd y del ney de fondo puede ser una manera adecuada de introducirnos en la técnica.

Se siguen difundiendo, a pesar de los años y de la masacre que sufrieron los miembros de la cofradía, historias increíbles sobre las bendiciones del giro y los estados elevados de Maulana Djalal al Din Rumi. Los poemas que escribió han sido fuente de inspiración para místicos cristianos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa y la gran mayoría de occidentales que hemos entrado en la senda del misticismo, debemos a los poemas de Rumi e ibn al Arabi de Murcia, la gracia de habernos vuelto el corazón hacia el Camino de la Unicidad.

En los círculos de Dhikr de algunas tariqas se siguen contando relatos que aseguran que algunos de los derviches de la escuela de Rumi, concretamente en Estambul, han sido tan diestros aligerando la carga de su corazón que, al realizar el giro, son capaces de elevarse por los aires físicamente. De igual forma se cuenta que los discípulos más avanzados del Maestro de Konya, en aquellos tiempos, debían alcanzar la misma realización para poder pertenecer a la cofradía.

¡Que Dios bendiga a todos los seres que Le aman!

Extracto de mi último libro: LA TABERNA DEL DERVICHE. DIWAN DE LOS POBRES DE DIOS.

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