jueves, 11 de octubre de 2012

EVANGELIO SUFI


Allah me dijo:
- Habla de Mí como si fueras un ladrón en la noche. Yo escucharé tu canto aun si lo entonas en medio de la multitud.
Esconderás Mi Secreto aunque lo reveles abiertamente. Ocultarás Mi Nombre para no producir escándalo ni re...chazo.
Me llamarás a gritos y te responderé, Me guiñarás un ojo y te veré. Seré tu Valedor en esta vida y en la otra. Tú estarás a Mi Servicio.
Te elijo para Mí, no te atrevas a querer compartirme con otro. Graba Mi Recuerdo en sus corazones.
¡Recordadme, que Yo os recordaré!
¡Amadme, porque Yo os Amé primero!
Diles que Me hagan en sus corazones un templo limpio, bien preparado y dispuesto.
A escondidas, llámalos al buen camino, condúcelos hasta Mi Puerta. Engaña a su ego con Mi Verdad.
Mueve tu boca y encontrarás Mis Palabras, alza tu rostro y Me verás. En lo más profundo de tu alma habito, no niegues Mis Signos ni intentes silenciar Mi Voz.
Diles que me escondo a la vista de todos. ¡Buscadme, que Yo os encontraré!
Viste ropas humildes pues Me son agradables y habla a las personas según su entendimiento
Sé honrado, aunque el mundo no lo sea. Sé Generoso, aunque los hombres no lo sean. Sé Bueno, porque Bueno soy Yo
Te ordeno el Amor y el Recuerdo. No faltes a Mi Encuentro.-


"Evangelio Sufi"

miércoles, 10 de octubre de 2012

Mi Morada del Alma




Las desgracias de este mundo no pueden evitarse por el hecho de tener un anhelo místico y creer, pero siempre podemos danzar, cantar y girar de Amor por Él. 
Meditar es tener un momento de intimidad con Dios. Un instante donde nosotros callamos para poder oírlo a Él. Un lapso de tiempo en que nos acercamos a Su Bendita Presencia con las manos vacías. Un movimiento del alma que, cansada de tanta desdicha, busca su felicidad en el cielo. Un anhelo de lo creado por conocer a su Creador. Un suspiro que trasciende nuestra humanidad hasta llegar a tocar las puertas de la Realidad Divina. Un silencio que manifiesta una presencia, una presencia que se aniquila en la Ausencia.

Meditar es regresar al vientre de nuestra madre, donde nos sentíamos totalmente protegidos. Abandonarnos y postrarnos enteramente ante Sus Pies. Dejar todo lo que no es el Señor para que solo el Señor quede y, así, después de haber bebido del néctar del Amor, compartir los beneficios que junto a Él hemos encontrado.
Meditar es recordarle y olvidarnos del mundo. Justo lo contrario de lo que hacemos diariamente, cuando nos dejamos secuestrar por los trajines del mundo olvidando por el camino a nuestro Señor.
Meditar es decirle "te quiero" en la oscuridad de la mente, en la soledad de nuestra alcoba, en la profundidad de nuestro secreto que manifiesta su pasión en el cuerpo.
Meditar es buscar la inspiración que, si Él quiere, convertirá en Revelación.
Meditar es volver a casa y abrazarle.

lunes, 1 de octubre de 2012

Meditación de los Derviches



En nuestra meditación, te sientas para buscar a Dios. Ése es nuestro único objetivo. Sabemos que, tras el alboroto de la mente se esconde el Gran Silencio. Así, previamente purificados, ponemos la espalda recta y, decididos, nos preparamos para escuchar.
En la oración, nosotros hablamos y Dios escucha. En la meditación, somos nosotros quienes callamos para poder oírle a Él.
Así, el derviche solo escucha, dejando pasar la tormenta, pues en la tormenta no está el Señor. Deja pasar los pensamientos discursivos pues en ellos no está el Señor. Deja pasar los deseos sensuales, el pasado y todo tiempo futuro pues en ellos no está el Señor.
Entonces percibimos una tenue vibración y descubrimos que todos los átomos giran de pasión. Así, toda la creación canta y baila enamorada de Dios.
De repente llega la locura. La Verdad te ha secuestrado. Quien estaba escondido ha sido Recordado. Superando el olvido, oh sorpresa, solo Dios ha quedado.
Soltando todo lo que no es Él, entre el Silencio y la algarabía, surge una dulce música. Al principio es casi imperceptible. Solo quien persiste es capaz de distinguir el canto del Ruiseñor. Entre los pliegues de lo creado, los ángeles, los Profetas y los Santos entonan alabanzas al Señor. Si se hace el milagro, descubres también esa melodía en tu interior. Es la lengua de los Enamorados de Dios que cantan de Pasión. Sus letanías han vencido a la muerte, sus rostros están vueltos al Señor.
Siéntate junto a ellos, si queda un sitio libre, cuanto más adelante mejor. De repente todos se levantan, después se postran llorando de Amor. Más tarde llega el Gran Silencio, todo desaparece y sale el Sol. Si el amanecer te sorprende en este estado, alégrate, has encontrado el camino de los Pobres de Dios. No busques nada más. Ya solo queda el mar. Bienvenido a Ítaca, Odiseo, has vuelto al hogar.