domingo, 14 de diciembre de 2014

Feliz Natividad




¡Maran Athá! ¡El Señor viene!
  
Jesús está naciendo de nuevo cada día, con cada niño que viene al mundo, en cada pecho que se estremece ante el sufrimiento ajeno y en cada alma que ansia la paz.

Belén es cada casa, y Jerusalén es el mundo entero. En toda la creación arde la zarza que vio Moisés en el Sinaí y los Magos ya hemos salido a buscar al Niño, a recorrer los caminos externos e internos para reconocer al Mesías, al Hijo del Dios vivo que hemos presentido en nuestros sueños, que hemos visto anunciado en los cielos por una Estrella.

Los antiguos Magos, sin ser judíos, siguieron la luz que les guió hasta el Hijo de Dios, y ni José ni María les pidieron que cambiasen de religión para poder reconocer y adorar al niño. Tan solo se postraron ante él y nada más. Después siguieron con sus vidas, llenos de gozo, con su fe renovada, creyendo que todo podría cambiar, que los hombres podríamos cambiar.

Navidad significa Nacimiento, el nacimiento del Hijo de Dios, de los hijos de Dios... y quizás eso es lo que deberíamos celebrar en este tiempo, ya que, como decía el poeta persa Djalal al Din Rumi: - La virgen María es nuestro cuerpo y todos llevamos un Jesús dentro – A semejanza de aquél que cambió el mundo hace ahora más de dos mil años.

Quizás hemos olvidado al Jesús que mora en nuestro interior, como hemos olvidado al Jesús que mora en el Cielo… quizás hemos olvidado que podemos ser mejores personas. Y tal vez ése sea el espíritu de la Navidad, a pesar de los grandes centros comerciales, a pesar de los intereses de los reyes Herodes de estos tiempos.


Si el ser humano cree, podrá ver a Dios en la piedra, en los árboles, en los ríos, en sus semejantes. Pero si no cree solamente verá piedras, árboles, ríos y gente… Entonces no reconocerá la luz de la estrella llamándole hacia Belén y no se atreverá a subir la montaña deseando el encuentro con el Hijo de Dios. 
A la sazón será uno de aquellos que cogieron la espada y mataron a tantos inocentes para sacrificar al espíritu de la Verdad, pero el espíritu de la Verdad no puede morir, y ya está rumbo a cumplir su destino, porque podrán cortar todos los árboles, pero no podrán parar la primavera. ¡Feliz Natividad!