sábado, 3 de diciembre de 2016

Tributo a la Madre Tierra para celebrar los 100 programas de Canal del Misterio



Cuando el Gran Espíritu imaginó al ser humano, lo plantó en la tierra y puso a su lado además a los animales, a las plantas, a los minerales y a los espíritus de las montañas y de los ríos. Al principio el hombre convivió con ellos en paz y llamó a la Tierra, Madre; y a los seres que la habitaban, Hermanos. Pero el ser humano pronto se quiso poner por encima de sus semejantes y se ensoberbeció. Mientras iba descubriendo su potencial, se fue volviendo cada vez más arrogante, hasta que finalmente se exilió a ciudades de cemento y hormigón, puso asfalto bajo sus pies para separarse de la Tierra y se olvidó del Gran Espíritu y de todos sus Hermanos. Cambió las praderas y las montañas por casas de piedra. Despreció el saber de los pueblos antiguos. Quemó en hogueras a los chamanes, contaminó los mares, taló los árboles, envenenó los cielos y asesinó a los habitantes de los bosques… Entonces el Gran Espíritu se enfadó y reunió a toda la creación en Sagrada Asamblea y acusó allí a los hijos de los hombres de volverse contra su Madre, la Tierra: Contra su Padre, el Cielo; Y contra sus Hermanos. Pero, de repente, de entre todos los espíritus, un pequeño delfín pidió permiso para hablar: 
- Señor, el ser humano no es malvado. Yo juego con sus crías en las playas. Veo sus ojos centellear como las estrellas y puedo sentir el latido de sus corazones dentro de sus pechos. Sin embargo, los veo crecer en soledad, y por eso creo que han olvidado quiénes son en realidad. Si seguimos dejándoles solos, estaremos traicionándolos nosotros también. Señor, los seres humanos no son malvados, tan solo están perdidos - 
Entonces el Gran Espíritu, conmovido, se llenó de alegría por las palabras del pequeño delfín y preguntó a los espíritus qué querían hacer con el ser humano. Y los espíritus del lobo, del tigre, del águila y muchos otros, dijeron: 
- Oh Señor, déjanos caminar junto a ellos. Que cuando sueñen, nosotros nos metamos en sus sueños. Que cuando nos vean en la tierra, nuestros espíritus puedan viajar juntos, como si fueran uno. Que cuando miren los bosques, escuchen los sonidos de la selva y contemplen la luna llena, sientan el amor por la Madre Tierra brotar de nuevo en su interior y recuerden que forman parte de nosotros, y que nosotros formamos parte de ellos. Que cuando se tumben en las faldas de cualquier montaña, quieran subir a su cima para contemplar la belleza del mundo. Que cuando vean las aguas del mar desde la playa, inspiren en su alma canciones de paz. Que el hombre pueda volar con el halcón, aullar con el lobo y ser tan sabio como el búho. Y que, haciendo esto, se despierte en su interior el anhelo por el lugar que perdió junto a nosotros en la creación… - 
Y así, todos los espíritus quisieron dar algo a los hombres para que pudieran recordar de nuevo su hogar y no se olvidaran jamás de quiénes eran. Pero al delfín, siempre fiel, amigo íntimo del ser humano, le fue encomendada la gran tarea de recoger las almas de los hombres y cruzar con ellos los grandes abismos de la inmensidad que se abren cuando se abandona el cuerpo. Pero el Gran Espíritu tampoco quiso abandonar al ser humano, y plantó dentro de él la semilla del recuerdo de lo que debería llegar a ser; Y les dio además inspiraciones para que se sentaran en silencio frente a la inmensidad a escuchar la canción de la creación que dice: - Mi Paraíso no está completo sin ti - Para contemplar el vuelo del águila y volar con ella. Para ver con los ojos del jaguar, y correr con él. Para buscar la sapiencia de la serpiente y para ser uno con la tierra, con los animales y con el Cielo. 
Sin embargo el ser humano sigue perdido. Sigue asolando la tierra, quemando los bosques, ignorando al Gran Espíritu, exterminando a los animales y sigue sin querer escuchar la música de su corazón…

lunes, 14 de noviembre de 2016

Descenso a los Infiernos





Cuando regresé de Jerusalén algo en mí había cambiado. Según la tradición rabínica, Jerusalén fue construida alrededor de la Roca Fundacional, o Shejiná, es decir, el lugar donde la Presencia Divina tenía su morada perpetua, a partir de la cual creó el mundo.
La experiencia de Dios que había tenido rezando en Domo de la Roca - El emplazamiento del antiguo Templo de Salomón donde se guardaba el Arca de la Alianza - y en el Muro Occidental, elevaron mi alma hacia un lugar que las palabras no pueden describir porque todavía no se han inventado palabras que le hagan justicia. Tanto es así que, cuando volví a España, la gente me paraba por la calle para decirme que mi rostro desprendía una hermosa luz que antes no tenía. Me sentí tan inspirado, que escribí mi libro “Por los Caminos del Señor. Guía Histórica, Mística y Misteriosa de Tierra Santa” en tan solo veinte días. Y tanto gustó a la editorial, que su respuesta tampoco se hizo esperar.
Sin duda algo estaba pasando en mi alma. Ahora sentía a Dios tan cerca de mí como mi propia vena yugular. Pero, por otra parte, también comencé a pensar que nadie, ningún pretendido sacerdote, yogui, rabino o maestro espiritual sabían nada acerca de Dios porque ellos no lo habían sentido como yo, y tan solo sabían hablar de lo que leían en sus libros sagrados. Pensé que para el resto del mundo, Dios era un gran misterio que pretendían resolver buscándolo en las religiones o ignorándolo a través del ídolo falso en que se ha convertido la ciencia.
Sin darme cuenta, empecé a ganar arrogancia y a perder humildad, hasta que una noche, roto de dolor, no tuve más remedio que levantarme de la cama. Mi mujer, asustada, llamó inmediatamente a la ambulancia. Algo no andaba bien. Llegados al hospital, me diagnosticaron una enfermedad muy dolorosa que me mantendría postrado durante un tiempo indeterminado. Tanto fue así, que tenía que tomar calmantes cada cuatro o cinco horas, alimentarme solamente de líquidos e ingerir una serie de pastillas entre relajantes musculares, analgésicos y antibióticos.
Al principio, aun con dolores insoportables, miraba al cielo y sonreía porque pensaba que aquello también era una manifestación del poder de Dios. Durante las dos semanas siguientes mi oración fue: - Dios mío, si quieres, puedes sanarme, mas hágase tu voluntad y no la mía – No obstante, poco a poco el dolor fue penetrando cada vez más en el interior de mi alma y empecé a preguntarme por qué Dios me había abandonado. ¿Dónde quedaba mi complicidad con Él y mi confianza absoluta en sus designios? ¿Dónde estaba Dios mientras yo sufría? Además del dolor del cuerpo, también comenzó a dolerme la fe... y la luz de mi rostro se apagó de repente.
Tengo que confesarlo. Enfurecido, me dirigí a mi mezquita y le exigí que me curara de una vez, que se hiciese mi voluntad y no la suya. Grité, vociferé y dije cosas sin sentido.
Desafortunadamente, al día siguiente todos los dolores de mi cuerpo se habían esfumado, pero el sufrimiento no había desaparecido, sino que se había colado en mi alma. ¡Sentí que me había separado de Dios, que no había superado la prueba! Una simple enfermedad había sido suficiente para alejarme de Él.
Jesús soportó padecimientos terribles. Francisco de Asís igualmente estuvo aquejado de una dolorosa enfermedad que le acompañó durante toda su vida. Infinidad de mártires murieron por su fe mientras yo, que tan solo un par de meses antes había tenido una increíble Teofanía, ahora me enfadaba por una maldita e insignificante dolencia. ¡Qué bajo había caído y qué duro fue el golpe! Tanto, que me costó más recuperarme de él que de mi enfermedad anterior. Si antes no podía levantarme de la cama porque el cuerpo no me lo permitía, ahora era mi alma quien se quejaba amargamente... El carácter me había cambiado, no encontraba la luz por ninguna parte ni tampoco sabía qué hacer. Temía no poder volver a unir lo que yo mismo había roto. No me consideraba digno ni de rezar, pero solo rezando podía pedir perdón.
Con el espíritu sangrando, llamé a mi maestro y le conté lo que me había sucedido. Su respuesta fue demoledora: - Tu enfermedad fue la cura que Dios te mandó para sanar tu ego. La experiencia de Dios no debió hacerte más soberbio, sino más humilde. Recuerda que Jesús, el hijo de Dios, no vino a este mundo a ser servido, sino a servir
Mi maestro solía decir a menudo: - A veces puedo hacerme tan pequeño como un granito de arena para coger en cualquier parte - No obstante, por la fama de milagrero que tenía, nosotros pensábamos que podía cambiar su aspecto a voluntad, no obstante él nunca se refirió a su cuerpo, sino a su propio ego. La vanidad aleja al hombre de Dios y de sus hermanos, y es peor que cualquier virus o bacteria, porque contra ella el único remedio es querer curarse. Pero el vanidoso - lo digo por experiencia - está tan a gusto con su mal, que no busca la cura.
Aquella enfermedad me restituyó mi debilidad, y por ella he vuelto gustoso a bajar la mirada y he devuelto el poder de mi vida al dueño de mi alma, deseando una y mil veces cualquier dolor del cuerpo al del espíritu. Ahora solo espero no olvidarme jamás de quién manda y cumplir fielmente con mi cometido, que es el de ser un siervo fiel que comprende que su cometido es servir, no ser servido, y que todo lo que viene de Dios es un regalo, duela o no… Así, esta mañana, en el espejo, aquella luz que antes se había apagado, creo que ahora vuelve a estar encendida.


 La Taberna del Derviche

martes, 25 de octubre de 2016

Las Ciudades de los Muertos





Baba tenía los ojos más tristes que he visto jamás, como si llevara el peso del mundo sobre sus espaldas, y sin embargo tenía también una sonrisa tan sincera y pacífica que te invitaba a ser mejor persona. La sabiduría de quien ha conseguido ser un maestro de vida. Antes de despedir a sus discípulos, nos advertía: - Cuando salgáis de aquí, no os acerquéis a las ciudades de los muertos. – Pero maestro - replicaban algunos - ¿qué son las ciudades de los muertos? – Las ciudades de los muertos son lugares que se han construido sobre la oscuridad humana. Sus habitantes viven movidos por el deseo, al que han dado la forma de un becerro de oro llamado dinero. Todos adoran a ese falso dios, se arrodillan ante él, le dedican sus vidas, se matan unos a otros en pos de llevárselo a sus casas y mantenerlo… A cambio, el dios les premia con la muerte. O lo que es lo mismo, con una vida de servidumbre y miseria. En las ciudades de los muertos, la injusticia reina por doquier y el egoísmo gobierna las vidas de sus habitantes. Todos son profetas, todos son mesías y todos son el centro del mundo. Los que se reúnen allí no tienen ninguna aspiración espiritual. ¿Por qué habrían de tenerla? Su dios ya los satisface con una tecnología cada vez más moderna y con una ignorancia cada vez más refinada. En aras de esta nueva religión, los antiguos valores como la bondad, la compasión y la amabilidad cayeron pisoteados por las legiones de muertos vivientes, que como necesitaban entregar sacrificios a su ídolo falso, no dudaron en ofrecerles sus propias almas. Los habitantes de las ciudades de los muertos se burlan de todo lo que suponga elevar el espíritu, porque como el espíritu no se puede ver, no puede existir; De la misma manera, como el amor tampoco se puede ver, tampoco puede existir. Si alguno de nosotros intentara hablarles, no podrían escucharnos porque no entienden nuestro lenguaje, ni tampoco se han parado a oír nuestra voz. En las ciudades de los muertos, los vivos no somos bien recibidos porque no adoramos lo que ellos adoran. Por tanto, intentarán silenciarnos, apresarnos, ridiculizarnos y hasta clavarnos en una cruz. El silencio no es bien visto por los amantes del ruido. Los habitantes de estos lugares son propensos a las juergas, a los escándalos y a las sustancias que embotan los sentidos. En las ciudades de los muertos no hay lugar para la vida porque la vida no interesa, ya que requiere el coraje de tener que enfrentarse con la muerte; y la mayoría no quiere resucitar. Los habitantes de las ciudades de los muertos se afanan en buscar la eternidad en las cosas caducas, por eso tienen un vacío en su interior que no saben cómo llenar. Intentando dar sentido a su existencia, no hacen más que acumular ira y resentimiento unos contra otros. Sus instituciones son mentiras bien orquestadas; y su claridad, luces artificiales. Así, al cabo del tiempo, cuando la muerte viene a visitarlos, intentan llamar a gritos a su dios; pero su dios no les responderá porque no tiene oídos con los que oír, ni brazos con los que socorrer, sino tan solo boca con la que devorar las almas de los hombres y mujeres de este siglo…

lunes, 22 de agosto de 2016

Tres Religiones, un Mismo Dios… Un Solo Corazón.



Por mis hermanos y hermanas voy a decir, la paz sea contigo. Por la Casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
He respondido al eco de la llamada de Jerusalén, como tantas almas hicieron a través de los siglos, para rezar aquí y volver dando testimonio de que, además de ser la Ciudad Sagrada, Jerusalén es un estado del ser.
Aquí puedes sentir a Dios en las entrañas oyendo cada una de tus oraciones. Puedes llorar de amor en el Muro, postrarte ante esa Presencia que ha colmado tu espíritu en la Cúpula de la Roca, o seguir las huellas de Jesús por la Vía Dolorosa hasta llegar al Santo Sepulcro. Una tumba vacía porque él ha resucitado.
Jerusalén es tres veces santa y otras tantas más por cada uno de los peregrinos que hasta aquí llegan, beben de ella, y vuelven reconfortados. Jerusalén, sin duda, es la Casa del Señor. Un Dios que, sin embargo, es tan grande que no cabe en todas sus iglesias, mezquitas y sinagogas. Por eso tiene que repartirse entre nosotros.
Ahora, que es momento de partir, me siento entristecido, no porque no haya sentido a Dios derramándose en mi corazón, sino porque he visto la ignorancia en la que están inmersos mis hermanos y hermanas. Bien dijo Anthony de Mello que Jerusalén era la ciudad donde todos dicen amar a Dios mientras se odian a muerte los unos a los otros… Y desafortunadamente también es eso lo que me he encontrado aquí.  
Rezando en la Tumba del Jardín, buceando en los misterios que mi mente esconde, e imaginando a Jesús caminando como un hortelano por este lugar siglos atrás, escuché a un capellán que le decía a su congregación: - Estoy alojado en un hotel musulmán. ¡Seguro que eso es pecado! – Y me sentí muy triste, tanto por aquel hombre como por la gente que le seguía, porque no habían comprendido el mensaje de amor del Galileo ni aun leyendo claramente en el evangelio la parábola del Buen Samaritano. Entonces, pensé, ¿de qué les servía venir a Tierra Santa, rezar en los lugares donde Jesús estuvo, si no se esforzaban por hacer lo que él hizo? Pero es que la cruz de Jesús pesa mucho.
Intentando olvidar lo sucedido, algunas horas más tarde me dirigí a la Explanada de las Mezquitas y vi que un sinnúmero de policías palestinos negaban el acceso al recinto a los no musulmanes, e igualmente pensé que aquellos hombres no habían leído el versículo del Sagrado Corán que dice: “Es cierto que aquellos que han creído, los judíos, sabeos y cristianos que creen en Allah y en el Ultimo Día, y obran con rectitud, no tendrán nada que temer ni se entristecerán.” Sura 5; 69.
Y volví a entristecerme porque lo que nos separaba era menor que el grosor de un hilo de seda, y sin embargo, algunos hacen de ese hilo una enorme muralla que nadie puede salvar.
Por último, caminando por las inmediaciones del barrio judío, un chico ortodoxo me llamó la atención para preguntarme de dónde venía y si tenía antepasados hebreos. Yo le contesté que sí y comenzamos una conversación donde al final me aseguró que la mejor religión era la suya, y que los no judíos no deberían ni acercarse al Muro. Y mi alma acabó de entristecerse porque aquel muchacho no había comprendido las palabras de Rabí Hillel, que decía que la Torah podía resumirse en dos cosas: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, y que todo lo demás eran notas a pie de página.
Entonces una idea me vino a la cabeza. Tenía que hacer algo para romper esta tendencia fratricida… ¡y lo hice! A la mañana siguiente, muy temprano, templé mi espíritu con el hálito del Señor para que me diera fuerzas y me decidí a seguir la Vía Dolorosa, como un cristiano más, rezando un Padrenuestro en cada una de sus estaciones hasta llegar al Santo Sepulcro, e incluso más allá, a la Tumba del Jardín. Después, a medio día, subí a la Explanada de las Mezquitas y recé en la Cúpula de la Roca y en la Mezquita Al Aqsa, como musulmán. Y por último, al anochecer, me presenté ante Dios en el Muro Occidental, como judío, rezando el Shemá Israel, para entregarle también lo que había hecho ese día. Y, en aquel momento, bajo la luna llena del mes de agosto, una fuerza sobrenatural inundó mi corazón y sentí en mis entrañas que Dios me había sonreído y había aceptado mi ofrenda.
Una cruz para los judíos, una alfombra para los cristianos y un talit para los musulmanes es quizás la fórmula de la paz en Israel que nadie quiere seguir.
Y puede que lo que hice me cueste la vida si alguno de los fanáticos que no dudan en acabar con aquello que no comprenden, me esperen algún día para ajusticiarme. Pero puede que también haya abierto un camino que nadie, en todos los años que Jerusalén lleva en pie, ha hecho jamás. Abrir un camino de amor, de paz y de tolerancia. Tres religiones, un mismo Dios, un solo corazón… pues tal vez eso era lo que el Señor esperaba de mí.
Ahora que estoy de vuelta en casa, sé que siempre permaneceré en Jerusalén honrando a mi buen Dios por los siglos de los siglos. Por eso te vuelvo a decir, amigo y amiga desconocido que lees estas palabras, As Salam Aleykum, Shalom, Que la Paz Sea Contigo. Y por la Casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Maranatha.

“Comete pecado de idolatría quien adora a una religión en lugar de adorar a Dios” Profeta Muhammad



domingo, 17 de julio de 2016

Presentanción de mi último libro 33 SECRETOS INFALIBLES PARA ATRAER LA FELICIDAD Y LA PAZ





33 Secretos Infalibles Para Atraer la Felicidad y la Paz

La primera vez que viajé a la India descubrí que este país no es solo la cuna de algunos de los místicos más grandes de todos los tiempos, sino también un campo de prácticas donde podemos esforzarnos para tratar de ser mejores personas, ayudando a los seres que malviven en las calles de cualquier ciudad. En los Slum – vertederos – cientos de familias conviven con las ratas y otras alimañas guardando, sin embargo, la esperanza de un mañana mejor que, desafortunadamente, nunca llega.
Conociendo la precariedad de estos lugares, cada vez que regreso a la India suelo buscarlos porque, aunque rodeados de muerte, encuentro en ellos, o más bien en las personas que los habitan, la verdadera vida y el rostro de mi buen Dios, el cual ha salido de los templos para caminar por aquí, a la vista de todos, donde paradójicamente nadie puede ni quiere verlo…
Aunque el hecho de que un extranjero deambule por estos lugares ya es motivo de interés, en esta ocasión había comprado una pequeña pelota de goma que, ante la mirada de los niños que se repartían por el Slum, me puse a votar y a sostener con los pies. Así, poco a poco, vi que sus rostros iban cambiando y que se acercaban sonrientes y expectantes para ver a qué estaba jugando aquel forastero. Entonces, sonriendo yo también, comencé a pasarles la pelota, a dársela y a tratar de quitársela, lo que derivó en una pequeña pachanga en la que todos reíamos, nos empujábamos y corríamos detrás del balón.
Durante algunos minutos, aquellos niños olvidaron todos sus problemas, incluso el lugar donde estaban, o que ni siquiera tenían zapatos, y disfrutaron de la felicidad que llevaban dentro y que una pelota hizo salir.
Aunque, debo reconocer, creo que fui yo quien más disfrutó porque por unos instantes me sentí enormemente feliz. Yo también me había olvidado de todos mis problemas y me había dejado contagiar por sus risas y por sus juegos. ¡Curioso milagro es el de sentir felicidad haciendo felices a los demás! Aquello me enseñó una de las lecciones más importantes de mi vida, que la felicidad está en nosotros mismos y que, a pesar de todos los problemas que creamos tener, siempre podemos dejarlos un lado para disfrutar unos instantes jugando a cualquier cosa...

Presentación de mi último libro, 33 SECRETOS INFALIBLES PARA ATRAER LA FELICIDAD Y LA PAZ, ediciones Cydonia, en el programa de Radio "Espacio en Blanco" día 17/07/2016, segunda hora a partir del minuto 37;30. Que lo disfruten


http://www.rtve.es/alacarta/audios/espacio-en-blanco/espacio-blanco-duena-del-piso-17-07-16/3664621/





http://www.casadellibro.com/libro-33-secretos-infalibles-para-atraer-la-felicidad-y-la-paz/9788494508479/3047093



martes, 24 de mayo de 2016

Mi Tesoro


"El ayer es una advertencia, el hoy es una oportunidad y el mañana es una ilusión" Dicho Sufí

Hace mucho tiempo un rey tuvo un hijo y, como herencia, le regaló un gran cofre lleno de monedas de oro que sin embargo también contenía una advertencia: - ¡No malgastes este tesoro porque no podré darte ni una sola moneda más! - Así, el muchacho fue creciendo y gastando sus monedas, al principio con mesura, pero después sin precaución. Poco a poco fue desperdiciando todas sus riquezas acumulando cosas banales, comprando palacios cada vez más grandes, carruajes cada vez más lujosos, ropa cada vez más cara y creándose una imagen social acorde a las modas de la sociedad, hasta que, al cabo de un tiempo, miró dentro del cofre y se dio cuenta de que apenas le quedaban ya algunas pocas monedas. Entonces, muy preocupado, fue a ver a su padre, pero éste le recordó su advertencia. - ¡No podía darle más! - Llorando, el joven se dio cuenta de que había malgastado todo su tesoro en sí mismo, pero en cambio no había invertido nada en ayudar a los demás, en aliviar el dolor de los necesitados ni en remediar el sufrimiento de sus semejantes. Pronto las monedas se acabaron y el joven murió, porque el tesoro que se le había concedido realmente no eran monedas de oro, sino algo más valioso... el tiempo. Un tiempo que, como él, nosotros tampoco valoramos y por tanto malgastamos en toda clase de distracciones hasta que nos damos cuenta de que cada vez nos quedan menos monedas dentro del cofre de nuestros días y, de la misma manera que le sucedió al joven, quizás entonces ya sea demasiado tarde.


"Paseando por Konya, por el Jardín de los Espíritus, entre las tumbas de los antiguos derviches que están enterrados junto a su maestro, escuché el ulular del viento trayéndome un mensaje, me dijo: - ¡No pierdas el tiempo!" 99 Cuentos y Enseñanzas Sufíes

viernes, 13 de mayo de 2016

Entrevista en Canal del Misterio, La Cuarta Esfera y La Caja de Pandora




"Cuando mi maestro viajó a Medina hizo un retiro de tres años encerrado en una cueva cercana a la mezquita del Profeta, donde alcanzó la iluminación. No obstante, cuando regresó, alguien le preguntó: - ¿Qué había en aquella cueva? ¿Qué pruebas tienes de haber subido el Último Escalón? ¿Qué te has traído del Paraíso? – A lo que mi maestro contestó: - Cuando llegué, la cueva estaba muy oscura, pero cuando salí era tan clara como el medio día. La única prueba de mi estado soy yo. Lo único que me traje del Paraíso fue a mí mismo." 99 Cuentos y Enseñanzas Sufíes

Escucha nuestra intervención en CANAL DEL MISTERIO. Día 12/05/2016 1ª hora. Que lo disfruten... 

http://www.ivoox.com/79-18x-05-99-cuentos-y-ensenanzas-sufies-audios-mp3_rf_11511284_1.html


La Caja de Pandora. Sección La Segunda Estrella a la Derecha, capítulo Busca dentro, si puedes, no fuera.

http://www.lacajadepandora.eu/2016/05/busca-dentro-si-puedes-no-fuera-la-segunda-estrella-a-la-derecha-capitulo-1-con-manuel-fernandez/

ROMPER EL EGO/LA CUARTA ESFERA

“Cuentan que en las afueras de Samarcanda vagaba un hombre que tenía la maldición de romper todo lo que tocaba, por eso la gente le tiraba piedras y le insultaba si veían que se les acercaba. No obstante, en cierta ocasión, un derviche fue a buscarle y se postró ante a él. - ¡Estás loco! ¿Por qué vienes a verme? ¿No sabes que todo lo que toco acaba hecho pedazos? - Preguntó el hombre - ¡Sí, sí! - dijo el derviche - Por eso he venido, para que me toques, porque desde hace años vengo intentando romper mi ego, pero todavía se me resiste…” 


Escucha este cuento y otros en el programa de radio LA CUARTA ESFERA, día 21/05/2016, a partir del minuto 21, que lo disfruten¡¡¡ 

https://www.ivoox.com/2x19-la-cuarta-esfera-fantasmas-del-audios-mp3_rf_11609986_1.html

sábado, 30 de abril de 2016

99 CUENTOS Y ENSEÑANZAS SUFÍES


"Cuentan que, en cierta ocasión, mientras mi maestro, Djalal al Din Rumi, sumergido en un éxtasis de Amor Divino, recitaba poemas cargados de pasión, un extranjero que se sentaba entre nosotros no pudo contenerse y empezó a llorar y a gemir, arrobado por la belleza de lo que estaba escuchando. De esa manera, cuando mi maestro terminó y abrió los ojos, el extranjero le preguntó: "Oh señor, ¿dónde ha encontrado la inspiración para escribir esos versos". A lo que mi maestro contestó: "Del mismo lugar donde tú has encontrado tus lágrimas". 99 Cuentos y Enseñanzas Sufíes


En esta obra encontrarán cuentos sacados de las arenas del desierto, escondidos bajo los turbantes de sus moradores, que mil veces los narraron junto al calor de sus hogueras, iluminados por el fulgor de las estrellas y de la media luna, mientras el café se iba tostando, invitándonos a degustar también el sabor de la sabiduría más refinada y sutil. Otros, sin embargo, están basados en mis numerosas experiencias a la vera de este camino de perfección. E, incluso algunos hay que pertenecen al legado místico de las cofradías más añejas, que han ido pasando como testamento de generación en generación para que todo el que tenga sed pueda beber de nuestro río y vivir. Aunque, como las dunas, han ido cambiando por el influjo de los vientos del tiempo, sin embargo siguen perteneciendo a los oasis donde las caravanas se detienen a descansar en su paso por la vida, conociendo que es un lugar seguro donde la sombra de la palmera anuncia una buena provisión de dátiles prestos a calmar el apetito de los peregrinos que consiguieron llegar hasta aquí.

lunes, 7 de marzo de 2016

Extraterrestres entre nosotros

Estimados amig@s, os presento pruebas irrefutables y definitivas de vida extraterrestre en la tierra... 



Se hacen llamar "Proactiva Open Arms"

Son seres de otro planeta disfrazados de bomberos y socorristas que se han trasladado a la isla de Lesbos, sin ninguna ayuda gubernamental, poniendo sus vidas y su patrimonio en peligro, para salvar la vida de los miles de refugiados que salen en lanchas cada día desde Turquía. Está claro que no pueden ser de este planeta. Su nave está aparcada en esta dirección


Pero no son los únicos... 




Mensajeros de la Paz fue fundada en el año 1962 por el Padre Ángel García Rodríguez. En la actualidad la asociación gestiona cerca de un centenar de residencias y cuenta con diversos programas sociales, así como con áreas de formación, infancia, mujer, mayores... todos ellos orientados a mejorar las condiciones de vida de los terrícolas. Eh aquí un extraterrestre vestido de sacerdote. Tiene su nave nodriza ubicada en esta dirección.






Vicente Ferrer. Aunque ya regresó a su planeta, ha dejado aquí a una élite de los de su raza para que sigan cuidando de los pobres en Anantapur, India. Podéis visitar su colonia aquí...





  
Mata Amritanandamayi (Amma) A través de sus abrazos devuelve la ilusión a miles de personas. Con su asociación ha creado hospitales, casas y orfanatos para cientos de hombres, mujeres y niños en Kerala. Cuando la abrazas, te transporta a su planeta...


Así que ya veis, amigos que buscáis en los cielos, que aquí en la tierra están los pobladores de esos otros mundos, a veces tan lejanos, a veces tan cercanos...
Un abrazo. La Taberna del Derviche. 
Ruego difusión

Programa Espacio en Blanco, sección La Taberna del Derviche Blanco, 2ª hora a partir del minuto 18.

http://www.rtve.es/alacarta/audios/espacio-en-blanco/espacio-blanco-dentro-del-misterio-10-04-16/3562219/. 

sábado, 20 de febrero de 2016

Los Globos del Alma



"Érase una vez, hace mucho tiempo, una mujer que sufrió la pérdida repentina de su marido. Como habían estado toda la vida juntos, ella pensaba que no podría hacer nada sin él, por lo que se pasaba todo el día llorando sin parar. Cuando abría el armario, abrazaba la ropa colgada se su marido sabiendo que ya nunca más se la volvería a ver puesta, respirando el perfume que ya nunca más volvería a utilizar él.
Como no consiguió acostumbrarse a su ausencia en la cama, al frío que dejó, ni a su espacio vacío en la mesa, a un solitario plato, un día entró al templo y, de rodillas, suplicó a Dios que le mostrara dónde estaba ahora su marido, si es que en el cielo, si es que en el infierno, o si sencillamente había dejado de existir.

Así, esa misma noche, tuvo un sueño. Soñó que un ángel venía a su cama y acompañaba a su alma hasta un lugar muy hermoso, un jardín de bellos colores donde cientos de globos se elevaban por el cielo. Tan impresionada quedó la mujer ante lo que estaba viendo, que quiso saber adónde iban todos esos globos. Entonces el ángel, mirándola con dulzura, le dijo: - Viajan hasta Dios. Son las almas de las personas buenas que han dejado ya sus cuerpos humanos. - Pero en ese momento la mujer se dio cuenta de que había algunos globos que estaban sujetos a la tierra por un cordel y le preguntó al ángel: - ¿Entonces los globos que están sujetos son los de las almas que se han portado mal y no pueden llegar hasta Dios? - ¡No! - respondió el ángel: - Son almas que están amarradas por el sufrimiento de sus seres queridos, que no las dejan irse. Por tanto, se quedan atrapadas aquí, sin poder subir al cielo, pero tampoco sin poder bajar a la tierra, sufriendo porque sus familiares no las han sabido soltar. - Entonces, ante aquellas palabras, la mujer no pudo contener las lágrimas, comprendiendo lo que el ángel le estaba queriendo decir, e hizo el firme propósito de aceptar la realidad y de superar el dolor de la pérdida, sabiendo que algún día su marido y ella volverían a reunirse 'en la habitación de al lado' que es como llamaba san Agustín a la otra vida. Y, justo en ese momento, un globo se soltó de su cordel y subió hacia el cielo. Así, al ver esto, el ángel sonrió y ella despertó del 'sueño'"


Escucha este cuento en nuestro programa "Espacio en Blanco", de Rne, en la sección "La Taberna del Derviche Blanco". Día 17/04/2016. 2ª Hora, a partir del minuto 41. Enlace abajo



domingo, 7 de febrero de 2016

Sundarar



"Hace mucho tiempo, el rey de cierta región, mientras paseaba con su carroza, se cruzó con un niño llamado Sundarar. Reconociendo en el pequeño las marcas de la iluminación, quiso adoptarlo. Así, el tiempo pasó y, cuando llegó a la mayoría de edad, el rey le buscó una buena esposa, pero antes de contraer nupcias, un viejo mendigo se presentó en la corte reclamando al pequeño como su esclavo. Mientras Sundarar le miraba pensando que estaba loco, el rey le pidió sus pruebas. Entonces el hombre le enseñó una hoja firmada por el abuelo de Sundarar donde éste le cedía a toda su descendencia. Contrariado por aquella extraña situación, el rey llamó a los jueces para que dilucidaran si esa petición era legítima. Cuando los jueces llegaron y examinaron el documento, efectivamente tuvieron que dar la razón al mendigo, sin embargo, queriendo saber las circunstancias que le habían llevado a realizar un pacto tan singular, le animaron a que narrara toda la historia, por lo que el hombre dijo que un día, el abuelo del muchacho entró en su casa y le pidió que salvara a toda su familia de la esclavitud de la vida mundana. Totalmente desconcertados, los jueces no entendieron cómo alguien podía salvar a alguien de la esclavitud haciéndolo su esclavo, sin embargo, un erudito de la corte, mirando fijamente al mendigo, se postró ante él y, con la voz entrecortada, le suplicó que les dijera dónde tenía su morada. Sonriendo, el anciano les condujo hasta una pequeña montaña cerca de la aldea, donde se levantaba un antiguo templo, pero cuando entró en él, desapareció. Sundarar, comprendiendo que Dios mismo, cumpliendo la promesa que le había hecho a su abuelo, había venido a buscarle para evitar que se encadenara a los trajines de este mundo, se echó a llorar y se quedó para siempre sirviéndolo allí, componiéndole canciones que todavía hoy se recuerdan. Pero como la primera vez que le vio, pensó que era un loco, algunos de sus poemas de amor comienzan llamándole ¡Oh, mi loco!" Antiguo relato hindú

domingo, 10 de enero de 2016

Dios es Madre


"Cuando estuve en Israel me contaron que, hace mucho tiempo, una mujer se quedó embarazada de gemelos. Uno de los bebes, dentro del vientre de su madre, le preguntó al otro: - Hermano, ¿tú crees que hay vida después del nacimiento? - ¡Por supuesto! – Dijo el pequeño – Y además estoy seguro de que todo esto es tan solo una preparación para lo que vendrá después - ¡Yo no estoy tan seguro! – Dijo el primero - Quizás cuando salgamos de aquí, todo habrá terminado - ¡Te equivocas hermanito! Yo creo que fuera hay un mundo lleno de luz, de altas montañas, de mares inmensos, de llanuras ondulantes, de jardines frondosos, de arroyos limpios, de un cielo plagado de estrellas y de un sol cegador. Creo que fuera podremos comer con nuestras bocas y correr con nuestras propias piernas, y tal vez desarrollemos sentidos que ahora no conocemos… - Pero el otro contestó: - ¡Eso es imposible! ¿Comer con la boca? Para eso tenemos el cordón umbilical. Además, si hubiera vida después del parto, ¿por qué nadie ha regresado para contárnoslo? Yo creo que, después del parto, no hay nada más - ¡Ay, hermanito, no tienes fe! Yo creo que, cuando salgamos de aquí, nos reuniremos con mamá, y ella nos cuidará - ¿Mamá? – Dijo el primer hermano con desdén - Si mamá es real ¿dónde está ahora? – Estamos dentro de ella – dijo el otro - Ella nos nutre y nos alimenta. Todo a nuestro alrededor es mamá. Incluso tú y yo también somos ella - ¡Lo siento hermanito, pero yo no puedo verla, así que no creo en mamá! - Escucha – dijo por último el pequeño – Si guardas silencio, a veces puedes oír su canto desde allá arriba. Solo tienes que buscarla, porque creer es buscar…" 50 CUENTOS UNIVERSALES PARA SANAR TU VIDA